Aburrida de estar encerrada, decidí salir a pasear. Estuve un rato andando, mirando a la nada, hasta que noté como la venda que llevaba en la mano se escurría, la agarré al vuelo y busqué un sitio donde sentarme para colocarmela tranquilamente.
Eché un vistazo a mi alrededor y descubrí a la entrada del bosque, un gran árbol con unas raices que sobresalian lo suficiente como para que me pudiera sentar encima. Me coloqué con una pierna doblada y otra estirada y estiré la venda sobre la pierna, puse la mano y a la luz de la luna mire el color de mi nuevo tatuaje que ya se asentaba y no era tan fuerte.
Eché un vistazo a mi alrededor y descubrí a la entrada del bosque, un gran árbol con unas raices que sobresalian lo suficiente como para que me pudiera sentar encima. Me coloqué con una pierna doblada y otra estirada y estiré la venda sobre la pierna, puse la mano y a la luz de la luna mire el color de mi nuevo tatuaje que ya se asentaba y no era tan fuerte.