Entré en el aula dejando oír tras de mi un fuerte portazo y un bostezo-Buenos días, queridos alumnitos. Alguno ya me conocerá, pero por si acaso me presentaré. Yo me llamo K´ Dash, y seré vuestro profesor de vuelo, así que procuraré no ser muy petardo y haceros así la clase mucho más agradable -me presenté ante ellos, y se me escapó otro bostezo
-Bueno, he estado pensando en lo duro que es madrugar, es horrible, es un auténtico calvario...es una de las cosas más duras de esta vida...de modo que he decidido que se puntuará de forma extra la asistencia a clase. Es una lástima que nadie premie la mía, pero me conformaré con consultarlo con la almohada de vez en cuando-contesté y acto seguido, me senté sobre mi mesa. Hice descender una pizarra de dibujar donde aparecía dibujado de forma cutre (conejitos dibujados por Kula que realizan acciones) todo aquello que yo iría diciendo de ahí en adelante, y señalaría con una vara-Bien, comencemos pues-carraspeé, varilla en alto.
Cómo todos bien sabréis, al jugar al Arrak, estáis poniendo en peligro vuestra vida. Es por ello que debéis mantener los nervios templados y permanecer siempre alerta para no espicharla. A no ser que vuestra estrategia sea la de palmarla, cosa que es una estupidez como un piano.
Las formas de volar son dos: Los humanos y licantropos usan el hechizo alathron para crear alas que les ayuden a alzar el vuelo, y los vampiros ya poseen esa cualidad innata, la de volar.
Las normas son abiertas y permisivas, y eso convierte el Arrak en un deporte de lo más bestia. Pero es por ello que nos gusta tanto, ¿eh?
Bueno,conviene señalar que en esta clase no admitimos cagoncetes. No porque yo no los respete, por favor...no pongáiss esas cosas tan feas en boca de vuestro maravilloso profe; sino porque si se acongojan en medio del campo, el rival que va a reventarle la cabeza al cagoncete no va a ser tan majo como el profe; y su arma lo que hará es darle un saludo de campeonato en la cocorota.
Con lo cuál, conclusión: ¡Los miedicas fuera, sólo queremos gestas heroicas!
Por cierto, cuando tenga que empezar a enseñaros cómo atizar como cabestros...olvidad todo lo que ya sabéis y atendedme. Olvidad durante la clase todo lo que hayáis oído, leído u os hayan enseñado. Es preferible tener el vaso vacío y venir a aprender inocentemente a pegar leñazos, que tener el vaso medio lleno de mier...caquitas.
Bueno, creo que todo se comprende a la perfección, ya que no os estoy contando nada del otro jueves.
Poco a poco, se va acercando la hora de pasar a la práctica, a no ser que algún garrulillo despistado tenga alguna pregunta. Y bien, ¿alguna?-pregunté con una sonrisa de oreja a oreja, contemplando los caretos que se les debieron quedar a mis alumnitos.
-Bueno, he estado pensando en lo duro que es madrugar, es horrible, es un auténtico calvario...es una de las cosas más duras de esta vida...de modo que he decidido que se puntuará de forma extra la asistencia a clase. Es una lástima que nadie premie la mía, pero me conformaré con consultarlo con la almohada de vez en cuando-contesté y acto seguido, me senté sobre mi mesa. Hice descender una pizarra de dibujar donde aparecía dibujado de forma cutre (conejitos dibujados por Kula que realizan acciones) todo aquello que yo iría diciendo de ahí en adelante, y señalaría con una vara-Bien, comencemos pues-carraspeé, varilla en alto.
Cómo todos bien sabréis, al jugar al Arrak, estáis poniendo en peligro vuestra vida. Es por ello que debéis mantener los nervios templados y permanecer siempre alerta para no espicharla. A no ser que vuestra estrategia sea la de palmarla, cosa que es una estupidez como un piano.
Las formas de volar son dos: Los humanos y licantropos usan el hechizo alathron para crear alas que les ayuden a alzar el vuelo, y los vampiros ya poseen esa cualidad innata, la de volar.
Las normas son abiertas y permisivas, y eso convierte el Arrak en un deporte de lo más bestia. Pero es por ello que nos gusta tanto, ¿eh?
Bueno,conviene señalar que en esta clase no admitimos cagoncetes. No porque yo no los respete, por favor...no pongáiss esas cosas tan feas en boca de vuestro maravilloso profe; sino porque si se acongojan en medio del campo, el rival que va a reventarle la cabeza al cagoncete no va a ser tan majo como el profe; y su arma lo que hará es darle un saludo de campeonato en la cocorota.
Con lo cuál, conclusión: ¡Los miedicas fuera, sólo queremos gestas heroicas!
Por cierto, cuando tenga que empezar a enseñaros cómo atizar como cabestros...olvidad todo lo que ya sabéis y atendedme. Olvidad durante la clase todo lo que hayáis oído, leído u os hayan enseñado. Es preferible tener el vaso vacío y venir a aprender inocentemente a pegar leñazos, que tener el vaso medio lleno de mier...caquitas.
Bueno, creo que todo se comprende a la perfección, ya que no os estoy contando nada del otro jueves.
Poco a poco, se va acercando la hora de pasar a la práctica, a no ser que algún garrulillo despistado tenga alguna pregunta. Y bien, ¿alguna?-pregunté con una sonrisa de oreja a oreja, contemplando los caretos que se les debieron quedar a mis alumnitos.